Al finalizar un año, siempre se hace un balance de lo que se hizo y se proyecta lo que quisiera lograr el siguiente año, puede ser que este año empezaste con algunos planes espirituales, familiares, económicos, de estudios, etc. algunos los lograste y otros están pendientes para el año venidero, pero hay una situación que la pasamos por desapercibida que influye en los objetivos que trazamos y está registrado en la Biblia en Gálatas 6:7 que dice: “Todo lo que el hombre sembrare eso también cosechara”.
El texto mencionado en la agricultura se aplica muy preciso, ya que si siembras una semilla de rosa, cosecharás una preciosa rosa; o si plantas una semilla de girasol, cosechas un lindo girasol. Tú cosechas lo que siembras. Sin embargo cultivamos la tierra y tendemos a olvidar cuando cultivamos nuestro corazón, imagina por un momento que tu corazón es un invernadero. Las similitudes aparecerán rápido. El corazón, es un regalo magnífico de nuestro Padre y es muy apropiado para que crezca algo en él como en un invernadero.
He tenido muchas entrevistas pero hay una que me dejó muy impresionado. Mientras conversábamos veía cómo de su corazón salían palabras hirientes y su rostro se transformaba, no era la misma persona con la que había conversado unos meses atrás y no podía creer la diferencia, comenzó a sembrar pensamientos negativos en su corazón y ahora estaba cosechando la amargura. Una de las frases finales de esta persona fue: “con esto quiero dejar un precedente”; realmente lo dejó y es la evidencia de todo lo que había sembrado en su corazón.
Observa tus pensamientos como semillas, algunos llegarán a ser flores, otros producirán hierbas malas. Siembras las semillas de la esperanza y disfrutas del optimismo. Siembras las semillas de la duda y cosecharás inseguridad.
Hay muestras claras de lo que se siembra en el corazón. Te has preguntado ¿por qué algunas personas tienen capacidad para aguantar el negativismo y seguir siendo pacientes, optimistas y perdonando? Seguramente sembraron semillas de bondad y están disfrutando de la cosecha o has visto gente que tiene cara amargada y una actitud tan tenebrosa, sin duda su corazón es un invernadero de hierbas malas y espinos.
El corazón es un invernadero y nuestros pensamientos son semillas, deberíamos tener cuidado de lo que sembramos, deberíamos ser selectivos respecto a las semillas que permitimos entrar al invernadero. El guardar el corazón es una estrategia que nos presenta la Biblia en Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. En otra versión dice: “Ten cuidado con lo que piensas, porque tus pensamientos gobiernan tu vida”.
Tu corazón es un invernadero fértil listo para producir buen fruto. Tu mente es la entrada a tu corazón que es el lugar estratégico en donde determinas cuáles semillas se siembran y cuáles se descartan. Efesios 2:10 nos ayuda a saber si Jesús concuerda o discrepa con lo que sembramos “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.