Habrás escuchado hablar o leer en alguna revista sobre esta súper semilla, está muy de moda por los beneficios que tiene y sobre todo porque se produce en nuestro PAÍS.
LA CHIA se destaca por su alto contenido en aceites saludables, pero es también una fuente de otros nutrientes de gran importancia para la salud como antioxidantes, proteínas, aminoácidos, vitaminas, minerales y fibra. Podemos decir que las semillas de esta planta son un súper alimento, es decir, un alimento completo. Por eso, hoy en día, estas semillas son consumidas como complemento alimenticio en todo el mundo.
Por su alto contenido de antioxidantes las semillas se mantienen frescas y comestibles durante más tiempo. Las semillas de chía pueden ser fácilmente almacenadas en seco durante 4 años sin que se deteriore el sabor, el olor o el valor nutritivo, y todo ello sin un solo producto químico o conservante. Los antioxidantes ayudan a prevenir los daños de los radicales libres en tu cuerpo, el envejecimiento prematuro de la piel e inflamación de los tejidos.
Las semillas de chia son también un aliado valioso para los pacientes con DIABETES debido a su capacidad para frenar la rapidez con que nuestro cuerpo convierte los carbohidratos en azúcares simples, controlando los niveles de azúcar en sangre.
El sabor de las semillas de chia es suave y agradable y se pueden usar en todo tipo de recetas, salsas, panes, postres, batidos. Es un alimento muy versátil y otra de las ventajas de un alimento tan concentrado en nutrientes es que su precio es más que razonable, oxila entre 30.000 a incluso 100.000 Gs. El Kg. Dependiendo de dónde la compres… aunque pueda parecer caro comparado con otras semillas y frutos secos.
¿Cómo consumir las semillas de chia?
La forma más común de comer chia es mezclando las semillas con agua, zumo o algún alimento líquido, pudiendo absorber muy rápidamente en menos de 10 minutos una gran cantidad de líquido entre 9-12 veces su volumen.
Por último te dejo una receta interesante para que puedas hacerla:
- 2 cucharadas de chía
- 1 taza de leche vegetal (almendras, alpiste, sésamo, soja, Ades Natural, etc.)
- Miel, stevia, o cualquier endulzante natural que te guste.
- rodajas de banana o manzanas o peras o mamón o ciruelas.
- almendras o nueces (opcional)
Esto es IDEAL para tu desayuno o merienda.
Lic. Diana Martínez de Arroyo
Sanatorio Adventista